sábado, 28 de agosto de 2010

Fabricando whisky

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Destilería tradicional de whisky en las Highlands


Y ya que estamos en plenas Highlands Occidentales, último reducto de las destilerías ilegales, ¡sería imperdonable pisar tales tierras y no saber fabricar whisky...! Analicemos, pues, esta vieja y simpática receta:

En primer lugar, es necesario proveerse de algo de cebada lo que no le saldrá muy caro. A continuación, deberá regarla abundantemente con agua procedente de los altos glenes durante un par de días, y luego dejarla en reposo hasta que comience a germinar. Este es el momento de poner en un fuego de turba una amplia cacerola en la que poder echar la cebada germinada. Mientras se va secando y tostando, debe revolverla constantemente para conseguir un óptimo dorado, también llamado malteado.

Y ahora que ya tenemos la malta, todo es más fácil: Muela ésta de la forma que crea oportuno, y luego, mézclela con agua caliente procedente de turbera (el que sea de montaña y esté turbia es una buena señal) y mantenga la temperatura por espacio de otro par de días, agitando hasta que todo el azúcar de la malta se haya disuelto en el agua. Si lo desea, al mejunje obtenido puede llamarle wort y así parecerá que es un entendido.

Después de añadir un poco de levadura, y dejar reposar unos días para que los pequeños hongos cumplan con la labor de convertir el azúcar en alcohol, entramos en un momento delicado. Un parón aquí puede hacer que este líquido, de bajo contenido alcohólico, bastante asqueroso y al que se le suele llamar wash (nombre que en inglés también se da al agua que resulta de fregar los suelos), se nos quede en cerveza en vez de convertirse en el preciado whisky. Continuemos pues...

Mientras se producía la fermentación, nosotros habremos limpiado la gran cacerola a la que, luego, habremos puesto un embudo en forma de sombrero. Al agujero estrecho del embudo le empalmaremos un largo tubo que siguiendo una curva en forma de montaña, acabe a un nivel similar al de la cacerola. Es el momento de verter el wash en la cacerola y empezar a calentar...

Transcurrido un rato, y si ha hecho bien las uniones, de la punta del largo tubo en forma de media eme de macdonalds comenzará a gotear... alcohol casi puro. ¡Ni se le ocurra beberlo..., estará muy caliente! Pero, además, ese alcohol es venenoso, es metílico. Recójalo en cualquier cacharro que tenga a mano y guárdelo para, con posterioridad, usarlo para quemar.

Claro que, llegará un momento en que el alcohol ya no será metílico. Las gotitas serán entonces de una mezcla de alcohol etílico con agua. ¡No se lo pierda, esa es la parte buena! Recójalo cuidadosamente y guárdelo.

¡Uff..., creo que estaba un poco fuerte!

Saber en qué momento se debe dar el corte para pasar de alcohol venenoso a aguardiente aprovechable, no es cosa fácil; aunque, p.e., si mezcla  las gotitas que caen con pólvora y sale todo volando, no hay duda, el licor era muy fuerte. En caso contrario, póngale una cerilla y si no arde, no hay duda, el licor es muy flojo y el destilado debe ser devuelto al gran pote.

Resumiendo, de lo destilado, guarde la porción del medio y rechace las dos porciones restantes, pudiendo devolver la tercera al wash original para su redestilación. Cuando haya terminado, tire los restos que hayan quedado en la cacerola, lávela y úsela para volver a destilar la porción de aguardiente reservada. ¡Y ya casi tenemos el whisky...! Pero antes...

Acérquese a la tienda de la esquina y compre un pequeño barril de jerez. Bébaselo... pero poco a poco, no se pase. Cuando haya terminado, vierta el producto de su segunda destilación en este barril... y espere tres años. No hace falta que espere más porque, total, el whisky que habrá obtenido será intragable... pero, eso sí, será whisky. Y es más, si todo lo anterior lo ha hecho en Escocia, su whisky será un perfecto single malt escocés...

Puesto de fabricación, venta y reclamaciones

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